Comentario a "El Arte de la Sapada" de Pablo Cuvi

Magnífico el artículo “El Arte de la Sapada” de Pablo Cuvi sobre los hechos que vivimos los ecuatorianos durante la década saqueada por un psicópata ladrón, cínico y sinvergüenza, y su banda de delincuentes invertidos y sin valores ni morales ni éticos. La narración es clara, fidedigna, fiel a la verdad hasta el extremo. La gravedad que implica es de enormes repercusiones, pues el país no se ha liberado todavía de esta pandilla de delincuentes organizados. El artículo empieza así:
Vamos a decirlo en el lenguaje de ellos (SE REFIERE A LA BANDA DE DELINCUENTES CORREISTAS) para que vean que hemos asimilado el mensaje. Después de haber practicado durante diez años el arte de la sapada, (BRIBONADA, ACTO PROPIO DE BRIBONES, PICAROS Y SINVERGÜENZAS), la perversa lección que el correismo deja a la juventud es que en la política y en la vida, no triunfan los mejores sino los más pícaros. En otras palabras, que no es reconocido quien más ha estudiado y se ha sacrificado, el mejor investigador ni el que más libros ha escrito, ni el más inteligente y sabio, sino el más sabido, el más avión e inescrupuloso.
Esto explica también como fue que el AL-CAPONE ecuatoriano, cínico y mediocre economista, el petulante mas grande que ha tenido el Ecuador, haya negociado, comprado y recopilado tantos “honoris causa” como simples y vulgares estampillas de correo.  ¿Como se explica entonces que un tarado ladrón, cínico y sinvergüenza que llevo al Ecuador al abismo económico, haya recibido tantos honoris causa como ningún personaje importante o histórico en toda la historia ecuatoriana? ¿Serian estos honoris Causa a la perversión y a la destrucción global de un país?
Esa fue la meritocracia de Rafael Correa, filtrada por la sapada. Pero el gobierno de los peores es una plaga universal. Si en la destrozada Venezuela un voluminoso ignorante sirve de pantalla a la dictadura militar, Estados Unidos eligió a un ególatra grotesco en lugar de la mujer apta para el puesto. Ni siquiera en el deporte triunfan siempre los mejores: en la Rusia de Putin es política de Estado drogar a sus atletas y vanagloriarse con sus triunfos.
No olvidemos tampoco a aquel hombre que no pronunció mentira, que no robo a nadie, que no hizo daño alguno ni físico ni emocional a ningún ser humano, y sin embargo fue escupido, golpeado, torturado y muerto por un pequeño grupo de mentirosos religiosos y soldados, hace aproximadamente 2,000 años. Su nombre esta escrito en la historia del mundo como Jesús (Yeshúa) de Nazaret. El mundo, es de los invertidos, de los malvados, de los mentirosos, del los inescrupulosos, de los perversos y cínicos.
Si es terriblemente injusto que un corredor que se esfuerza al límite sea superado por un tovarich cargado de esteroides, igualmente odioso fue que un ministro estuviera acusado con pruebas de haber copiado su tesis del Rincón del Vago.
Y no se hizo nada. Los copiones, burlones, ineptos con títulos falsificados y diplomas comprados fueron los mal altos representantes del gobierno de Rafael Correa. Incluido él mismo, pues de economista dio la peor prueba de ser un verdadero economista.
Más grave aún resultó que Correa, en lugar de exigir la renuncia al sospechoso que nunca desvirtuó los cargos, lo ascendiera a vicepresidente, entregándole los sectores estratégicos. Y los mismos periodistas, escritores e intelectuales que ante la célebre tesis de Sandra Correa habían puesto el grito en el cielo, frente al caso de Glas guardaron silencio para no arriesgar sus embajadas, ministerios y prebendas.
Correa silenció no solo a la opinión publica sino que creo el delito de “linchamiento mediático” para cubrirles las espaldas de la prensa a todos sus delincuentes. Ademas de que tildó como prensa corrupta, a todos los medios que destapaban sus corruptelas, saqueos y porquerías.
El ruido estuvo a cargo del aparato de propaganda que durante una década convirtió la mentira en verdad, la mediocridad en genialidad y el desastre económico de la administración correista en ejemplo para el mundo. ¿Quiénes lograron ese milagro? Pues dos hermanos que habían obtenido el título de doctores junto con el papá y la mamá en una universidad a distancia, ese sí caso único en el mundo. Por su lado, la academia correista miraba con satisfacción cómo se dilapidaban recursos en la monumental estafa de Yachay. Y mientras su constructor, un pretencioso Ramírez, exigía título de Ph.D. para ser profesor de cualquier cosa, el omnipotente Correa ubicaba en la presidencia de la Asamblea a una bachiller que mandaba a comer mierda a los ricos (no a los nuevos ricos).
Todo el circulo que rodeó a Correa fue de profesionales chimbos, falsos, y/o de dudosa reputación. Y lo demuestra claramente el resultado final. Ya van 10 de sus ministros culpados de cohecho, asociación ilícita, sobornos, trafico de influencias, y otros delitos. En la Asamblea Nacional hubieron sujetos de su bancada que no sabían ni leer peor escribir, allí estuvo el caso del “Tin Delgado”, quien contrato a una abogada tan ilustre como él mismo, para que lo defienda de un supuesto daño a su integridad. Por cierto que no supe en que termino ese juicio contra Bonil, un caricaturista perseguido por Correa y su mafia de delincuentes. pero no hay que asombrarse tanto, ahora tenemos masajistas, peluqueros, futbolistas, arreglistas, mafiosos, enanos mafiosos, indios traidores, cuentistas, putas y perras, en el pleno seno de la Asamblea. Todos llevan la insignia de AP-35 y adornan de un color verdeFLEX, para ser mas exacto.
Con semejantes ejemplos, ¿qué estímulo puede tener un joven honrado que se quema las pestañas para obtener un título universitario y labrarse una carrera? ¿Con qué ánimo sale a trabajar un modesto empleado si ve que el tío de Glas pide un millón extra para la campaña de Vidrio? Más lógico es que Yachay abra un doctorado en el Arte de la Sapada e integre el cuerpo docente con el académico Correa y su equipo de abogados y publicistas. Tendrían lleno total.
Completamente de acuerdo con Pablo Cuvi. Hemos llegado a una época en donde mentir se volvió una rutina. En donde la traición y la hipocresía es el pan de cada día.

A continuación el articulo de mi compadre Pablo Cuvi


El arte de la sapada

Vamos a decirlo en el lenguaje de ellos para que vean que hemos asimilado el mensaje. Después de haber practicado durante diez años el arte de la sapada, la perversa lección que el correismo deja a la juventud es que en la política y en la vida no triunfan los mejores sino los más pícaros. En otras palabras, que no es reconocido quien más ha estudiado y se ha sacrificado, el mejor investigador ni el que más libros ha escrito, ni el más inteligente y sabio, sino el más sabido, el más avión e inescrupuloso.
Esa fue la meritocracia de Rafael Correa, filtrada por la sapada. Pero el gobierno de los peores es una plaga universal. Si en la destrozada Venezuela un voluminoso ignorante sirve de pantalla a la dictadura militar, Estados Unidos eligió a un ególatra grotesco en lugar de la mujer apta para el puesto. Ni siquiera en el deporte triunfan siempre los mejores: en la Rusia de Putin es política de Estado drogar a sus atletas y vanagloriarse con sus triunfos.
Si es terriblemente injusto que un corredor que se esfuerza al límite sea superado por un tovarich cargado de esteroides, igualmente odioso fue que un ministro estuviera acusado con pruebas de haber copiado su tesis del Rincón del Vago.
Más grave aún resultó que Correa, en lugar de exigir la renuncia al sospechoso que nunca desvirtuó los cargos, lo ascendiera a vicepresidente, entregándole los sectores estratégicos. Y los mismos periodistas, escritores e intelectuales que ante la célebre tesis de Sandra Correa habían puesto el grito en el cielo, frente al caso de Glas guardaron silencio para no arriesgar sus embajadas, ministerios y prebendas.
El ruido estuvo a cargo del aparato de propaganda que durante una década convirtió la mentira en verdad, la mediocridad en genialidad y el desastre económico de la administración correista en ejemplo para el mundo. ¿Quiénes lograron ese milagro? Pues dos hermanos que habían obtenido el título de doctores junto con el papá y la mamá en una universidad a distancia, ese sí caso único en el mundo. Por su lado, la academia correista miraba con satisfacción cómo se dilapidaban recursos en la monumental estafa de Yachay. Y mientras su constructor, un pretencioso Ramírez, exigía título de Ph.D. para ser profesor de cualquier cosa, el omnipotente Correa ubicaba en la presidencia de la Asamblea a una bachiller que mandaba a comer mierda a los ricos (no a los nuevos ricos).
Con semejantes ejemplos, ¿qué estímulo puede tener un joven honrado que se quema las pestañas para obtener un título universitario y labrarse una carrera? ¿Con qué ánimo sale a trabajar un modesto empleado si ve que el tío de Glas pide un millón extra para la campaña de Vidrio? Más lógico es que Yachay abra un doctorado en el Arte de la Sapada e integre el cuerpo docente con el académico Correa y su equipo de abogados y publicistas. Tendrían lleno total.
Por Pablo Cuvi
pcuvi@elcomercio.org
Este contenido ha sido publicado originalmente por Diario EL COMERCIO en la siguiente dirección:
http://www.elcomercio.com/opinion/opinion-arte-sapada-politica-jovenes.html

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