Sin dignidad ni altivez, sin libertad amplia y plena en el seno de la sociedad, la democracia es inadmisible, imposible, impensable e impresentable.
Para el ejercicio democrático se requiere de un pueblo libre: que analice y discierna, que critique al poder y lo cuestione, que investigue y se informe, que piense y opine sin ataduras. Su grande y alta misión será siempre vigilar muy de cerca la actividad de quien detenta el poder público, y sospechar y dudar de la honestidad de sus actos.
Sin embargo, lamentablemente, la realidad es distinta porque el pueblo no hace uso de su calidad de soberano y mandante. Entonces, “…la democracia sustituye el nombramiento hecho por una minoría corrompida, por la elección debida a una mayoría incompetente”, según sentencia atribuida a George Bernard Shaw, brillante escritor irlandés (1856-1950), quien tenía un gran espíritu crítico refinado y a la vez realista e iconoclasta; socialista destacado en la política de Inglaterra donde buscaba la transformación de la sociedad con métodos no revolucionarios. Además decía que “…la libertad supone responsabilidad. Por eso la mayor parte de los hombres la temen tanto”.
A pocas horas de que el licenciado títere haya asumido la presidencia, comenzaron a aparecer por generación espontánea los nuevos fanáticos para este período de cuatro años: muy orgullosos se hacen llamar morenistas. Algunos eran correístas pero trocaron por su nueva denominación; otros, nacieron con la llegada de su amo; y los demás, opositores al régimen anterior, han empezado a venerar a su nuevo ídolo aseverando que él sí es bueno. Aún hay sujetos que aspiran tener justicia, democracia y paz, pero bajo el implacable mandato de un amo
A propósito, el escritor ambateño Pablo Balarezo Moncayo, poeta, ensayista, investigador montalvino y periodista polémico, nos refiere su pensamiento sobre la libertad, la verdad y la justicia: “La rebelde angustia de mi alma, nunca propicia a arrebañarse en la gregaria conformidad de las mayorías. Con irremediable insurgencia por la libertad y la justicia”.
Alguna vez, José Martí sentenció: “SIN PATRIA PERO SIN AMO”
Fernando Balarezo Duque
Referencia:
Impactos: 0